4/2/11

up

La bala, en la sien, había abierto un agujero por el que escapaban los pensamientos del Señor Descarga antes de desaparecer por el desagüe. Minutos después, la chica del tercero, que estaba duchándose, se sintió poseída por un sentimiento extraño. Lo mismo le pasó al del segundo. También a la pareja del primero. No sorprende por tanto (aunque fuera una sorpresa para todos), que en la siguiente junta de vecinos se decidiera unánimemente la colocación de una silla salvaescaleras en el portal, algo en lo que tanto había insistido el anciano Señor Descarga y que tan innecesaria resultaba ahora que se había suicidado.

También en El Microrrelatista

(Escuchando: Lagartija Nick - De par en par)

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